Nos prometieron cifrado “de punta a punta”. Garantía total de privacidad. Seguridad absoluta. Pero hemos descubierto que, como diría Vito Corleone: “tu Whatsapp no sabe guardar un secreto”. Te explicamos cómo detectarlo…. y cómo prevenirlo.

Whatsapp privacidad y seguridad
Estructura interna de WhatsApp: ¿Pero ésto que es?

Seguramente éstos días habrás lo escuchado en la Prensa y Medios especializados: WhatsApp no elimina las conversaciones que le ordenas borrar. ¿Por qué motivo?. Oficialmente…. por “seguridad” ya que desde que WhatsApp nos prometió que velaría por la seguridad de nuestras comunicaciones, codificándolas de punta a punta, la medida despertó alguna que otra – lógica – suspicacia.

… a través de las últimas actualizaciones, la compañía ha decidido resolver éste particular duelo entre seguridad y privacidad de una forma realmente insólita”.

Numerosos organismos advirtieron del peligro potencial que ello supondría, sobre todo, de cara a la seguridad ciudadana: con ésta medida de la compañía norteamericana, sería prácticamente imposible monitorizar posibles peligros, delitos ó prácticas ilícitas. El atentado de San Bernardino (organizado mediante sistemas de telefonía móvil encriptados) puso en alerta a WhatsApp… y la empresa decidió tomar medidas.

Mi APP padece sobrepeso….

A través de las últimas actualizaciones, la compañía estadounidense ha decidido resolver éste particular duelo entre seguridad y privacidad de una forma realmente insólita.

Todas nuestras conversaciones, incluso las que decidimos suprimir, quedan almacenadas. Encriptadas sí… pero no borradas. Y qué mejor sitio que el terminal del propio usuario.

De ésta forma, la empresa elude la responsabilidad de almacenar, custodiar y gestionar material “sensible” en sus propios servidores (que sería lo propio) para convertir nuestros teléfonos en auténticos contenedores de datos (Big Data) tanto de texto, como de información gráfica (imágenes, audio, multimedia….).

Es así como nos encontramos con instalaciones del popular sistema de mensajería que superan los 200 MB, cuando la “APP base” no debería superar los 40 MB (aunque en las tiendas “oficiales” como Google Play se omite el dato real). Parece que nuestra aplicación se ha saltado la “Operación Bikini”.

Manos a la obra.

Como Consumidores…. ésta peculiar política nos genera tres problemas de consideración:

  • En primer lugar, convierten a nuestro móvil en una unidad de memoria al servicio de una compañía privada, haciendo recaer la responsabilidad de la guardia y custodia de datos “sensibles” en el propio usuario… aún cuando éste haya manifestado su intención de no conservarlos.
  • En segundo lugar, éste protocolo provoca que el funcionamiento de nuestro terminal pueda verse seriamente afectado, ya que la aplicación crea una interminable red de carpetas (ver imagen a la derecha) que va mermando progresivamente la capacidad de almacenamiento del teléfono. Tampoco disponemos de opción alguna, desde la aplicación, para eliminar el material “residual”.
  • En último lugar – pero no menos importante – tal actuación compromete el Derecho a la privacidad del usuario. Nuestro Ordenamiento Jurídico establece la “Presunción de Inocencia” como norma básica para cualquier acción ó proceso legal. Registrar minuciosamente cada una de nuestras actuaciones dentro del servicio de mensajería es del todo desmedido… e injustificado.
Para garantizar una “instalación limpia” del programa debemos proceder de la siguiente manera:
  1. En primer lugar debemos instalar una APP que nos permita navegar por el directorio interno de archivos como ES File Explorer (aplicación gratuita).
  2. A continuación nos aseguraremos de que todos nuestros contactos en WhatsApp están correctamente registrados en la agenda de nuestro móvil (prestad especial atención a los grupos, ya que en ellos es más fácil estar interactuando con usuarios que no constan en la agenda general).
  3. Realizada la operación actual y salvaguardada toda la información (sobre todo imágenes y multimedia, recomendamos hacer uso de un programa de salvaguarda en la nube como Dropbox ó Google Drive) que precisemos, procedemos a desinstalar WhatsApp.
  4. Utilizando el software del punto 1, localizaremos en el directorio general de la memoria de nuestro dispositivo la carpeta “WhatsApp” y procederemos a su borrado (tranquilos!, es seguro).
  5. A continuación volvemos a instalar WhatsApp. En cuanto quede asociado nuestro número de teléfono a la nueva instalación, recuperaremos contactos, grupos y una parte mayoritaria de nuestra información. Únicamente perderemos la personalización de la APP (avisos, fondos de pantalla… etc.) y, por supuesto, toda la información anteriormente almacenada sin nuestro consentimiento expreso.
Con éste protocolo, dejaremos más espacio utilizable en nuestro móvil, eliminaremos la información sensible que le corresponde gestionar a WhatsApp y podremos perder finalmente de vista los centenares de fotos virales que amable y diariamente recibimos de nuestros amigos. Pero ante todo, estaremos salvaguardando nuestra propia privacidad.

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