Las estimaciones sitúan el gasto adicional entre 150 y 350 euros anuales por familia, aunque puede variar según el tipo de consumo familiar y del sector comercial.

crisisEl aumento del IVA es un hecho. A partir del 1 de julio, el gravamen general de los productos y servicios es un 2% más alto, y el gravamen reducido un 1% mayor. Atrás han quedado los días de anticipar ciertas compras para ahorrar algo de dinero: desde ahora, en la mayor parte de los desembolsos, por cada 100 euros gastados, 18 u 8 (según el caso) irán a parar a las arcas del Estado. La medida intenta reducir el déficit en las cuentas públicas.

Más allá de los indicadores macroeconómicos, la pregunta que ahora se hacen miles de ciudadanos es cómo les afectará este cambio en su vida cotidiana; cuánto se encarecerá el día a día. Las estimaciones son diversas y sitúan ese gasto adicional entre los 150 y los 350 euros anuales por familia, aunque lo cierto es que la cifra puede variar mucho en función del tipo de consumo que haga el núcleo familiar y, sobre todo, del sector comercial.

Algunos vendedores se han planteado asumir ese coste y reducir sus márgenes de beneficio para evitar una subida de los precios que impacte en el bolsillo de los clientes. Otros no. Y, salvo los casos en los que la decisión se ha anunciado públicamente, es imposible distinguirlos entre sí.

Repercusión diversa 

El incremento del IVA no repercute en todos los sectores por igual. De hecho, en algunos no plantea modificaciones y en otros ni siquiera los hay. La razón es que hay tres tipos de este impuesto, y una serie de productos y servicios que están exentos de pagar este impuesto. El criterio para separarlos es el grado de necesidad: cuanto más imprescindibles son, menor es la carga impositiva que recae sobre ellos.

No tienen IVA la educación, los servicios culturales (como los museos y las bibliotecas), la asistencia sanitaria y la asistencia social. Tampoco están gravadas las primas de los seguros, las operaciones financieras, algunas operaciones inmobiliarias (no todas) y los servicios postales.

Tienen IVA superreducido (4%) los bienes y servicios de primera necesidad. Estos son, entre otros, los medicamentos, los libros, la prensa, las VPO y los alimentos básicos como la leche, el pan, las frutas y las verduras, los quesos, los huevos y las hortalizas, siempre que sean naturales (las conservas o la comida procesada tienen un gravamen distinto). Este tramo representa el 5,45% de la recaudación total.

El IVA reducido (8%) se aplica a todos los demás alimentos. También grava el transporte público, la vivienda, la atención odontológica, los servicios funerarios, los servicios de hostelería y buena parte de las actividades de ocio, esparcimiento y cuidado personal: desde las peluquerías hasta los cines, los teatros y los conciertos, por citar algunos. Representa el 20,67% de la recaudación total.

El IVA general (18%) es, como indica su nombre, el que grava la mayor parte de bienes y servicios. Supone el 73,88% de la recaudación total de este impuesto. La ropa, los electrodomésticos, los muebles y los artículos de decoración entran en esta categoría, al igual que los productos fungibles que no son de primera necesidad, como las bebidas alcohólicas y el tabaco.

La reforma tributaria sólo atañe a estos dos últimos grupos, que suman casi el 95% de las recaudaciones por IVA y que, hasta ayer, eran del 7% y del 16%. Todo lo demás se mantiene igual. Así, mientras algunos objetos, servicios y actividades cuestan lo mismo que antes, otros son hoy un 1% o un 2% más caros.

¿Dónde se notará más el aumento? En las compras que exigen grandes desembolsos (una vivienda o un coche) y en aquellas que, sin ser tan cuantiosas, son constantes, como los viajes diarios en metro o las facturas habituales del hogar. Los suministros energéticos (luz y gas) subirán un 2%, y los del agua, un 1%. Si alguien compraba antes un paquete de tabaco al día y gastaba en ello 90 euros mensuales, a partir de ahora gastará 91,6 euros. Son pequeñas cantidades, pero suman.

¿Quiénes notarán más el aumento? Los colectivos con menor poder adquisitivo como los pensionistas, los asalariados y los autónomos mileuristas, que suman 18,4 millones de personas. A su vez, según los técnicos del Ministerio de Hacienda (GESTHA), cerca de 26 millones de ciudadanos con unos ingresos por debajo de 30.000 euros (el 88,76% del total) pagarán buena parte de la subida de este impuesto, algo que “retraerá el consumo que es, a su vez, una de las causas del desplome de la recaudación del IVA en este último año”.

El impuesto, día a día

La reforma tributaria que se acaba de estrenar tiene, sin duda, repercusiones, tanto económicas como sociales. El problema es que todavía resulta difícil cuantificarlas. De momento, sólo hay proyecciones; estimaciones de cuáles podrían ser los diferentes escenarios. Y, en esta línea, hay posiciones contrapuestas. Además del Gobierno, impulsor de la medida, algunos analistas sostienen que el aumento del IVA es necesario y beneficioso para la reactivación económica. Otros opinan lo contrario. No obstante, un buen modo de aventurar cómo incidirá el incremento del impuesto en la vida cotidiana es desglosar su impacto por sectores.

Vivienda. A partir de hoy, adquirir una vivienda de nueva construcción cuesta un 1% más caro. Las viviendas de segunda mano se mantienen tal y como estaban porque no están gravadas con el IVA sino con el Impuesto de Transmisión del Patrimonio (ITP), que es de un 7%. Las Viviendas de Protección Oficial (VPO) tampoco aumentan de precio, ya que se les aplica el gravamen superreducido del 4%. En cuanto a los alquileres de viviendas, no se ven afectados por este aumento porque el pago mensual de la renta no está gravado con IVA. Sin embargo, sí están gravados los alquileres con opción a compra y los de aquellas viviendas o edificios que se subarriendan.

Alimentación. Hacer la compra diaria o semanal será un poco más cara que ayer. Si bien los alimentos básicos han quedado fuera de la reforma tributaria, el resto de los productos (como las conservas, los congelados, los derivados y los alcoholes) aumentan su coste en un 1%.

Ocio. La mayor parte de las actividades de esparcimiento y culturales llevan algún tipo de impuesto, con excepción de las bibliotecas, los museos y los zoológicos, que están exentos de IVA. El precio de los libros, que tienen un IVA del 4%, no sufre modificaciones, de modo que disfrutar de la lectura este verano costará lo mismo (otra cosa es que los medios de producción e impresión se encarezcan y eso acabe reflejándose en el precio final). Donde sí se notará la subida es al comprar entradas para el cine, el teatro y los conciertos. Los 20 euros de ayer, hoy son 20,2.

Hostelería, restauración, turismo y transporte. Las vacaciones están a la vuelta de la esquina, y muchas personas se preguntan cómo afectará la subida del IVA a sus planes veraniegos. Quienes ya hayan contratado los paquetes y servicios turísticos pueden estar tranquilos, pues habrán “congelado” sus precios. No obstante, a partir de hoy, los costes serán distintos. Eso sí, el aumento no incidirá en todas las actividades por igual. Salir a comer y hospedarse será un 1% más caro. Los desplazamientos en coche, barco o avión, en cambio, costarán un 2% más debido a la subida del impuesto al combustible. No es el caso del transporte público, que está gravado con un IVA reducido. Desde hoy, viajar en metro o autobús es un punto más caro.

Vestimenta, decoración, vehículos y artículos electrónicos. Comprar ropa, amueblar la casa, adquirir un coche o cualquier electrodoméstico cuesta un 2% más caro que ayer aunque, en este apartado, el papel de los comerciantes es protagonista. Muchos han decidido mantener los precios que había antes -y utilizar la estrategia, incluso, como un reclamo- para no perder clientes y competir en el mercado.

Alternativas a la subida del IVA

Los técnicos del Ministerio de Hacienda (GESTHA) presentaron esta semana un extenso informe que analiza lo que ocurre con el IVA en relación con el consumo de los hogares. Según este documento, por cada 100 euros que gasta una persona, Hacienda recauda algo menos de 7; una situación preocupante que no se daba desde 1995 y que, a juicio de los expertos, refleja los estragos de la economía sumergida y el fraude fiscal.

Las pérdidas anuales son multimillonarias y obedecen no tanto a las complejas operaciones de evasión fiscal o a la colocación de fortunas en Suiza como al “fraude de andar por casa”, ese que instala la vieja pregunta de “¿con IVA o sin IVA?”. En comparación a los vecinos Europeos, España es, junto con Grecia, el país que menos partido le saca al IVA, pues el fraude se sitúa en el 23%. Para los técnicos que realizaron la investigación, si se redujera en diez puntos, el Estado recaudaría unos 38.000 millones de euros más.

Por ello creen más efectivo combatir la evasión que aumentar el porcentaje del impuesto, entre otras cosas porque el IVA es muy regresivo: gravar el consumo afecta a las personas con rentas más bajas, pues son estos ciudadanos quienes destinan un mayor porcentaje de sus ingresos a consumir. Por tanto, en opinión de los técnicos, la medida estrella sería la lucha contra el fraude. Otras alternativas serían la recuperación del Impuesto de Patrimonio de las grandes fortunas o la creación de nuevos gravámenes, como tasas medioambientales sobre las emisiones de CO2 de las empresas y particulares, el uso de combustibles fósiles, los residuos contaminantes o el empleo de bolsas de plástico, con importantes deducciones que favorezcan la innovación y la inversión en sistemas productivos más limpios.

Fuente:consumer

1 COMENTARIO

  1. Totalmente de acuerdo. Es de cajón pero por alguna razón que se me escapa los políticos no quieren verlo, habrá que hacer muchos cálculos de IVA y esas cosas.

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