Prácticamente todos hemos oído hablar de las grasas trans y, la gran mayoría sabemos que no es algo demasiado bueno, pero, ¿sabes lo que es una grasa “trans”?, ¿conoces cómo te afectan?. Deberías leer ésto…

grasas trans hidrogeno colesterol

Pues no; una grasa “trans” no es una “grasa transgénica” pero sí que puede ser igual de peligrosa (por cierto, el término “trans” procede de la configuración de los enlaces dobles entre átomos de carbono, pero mejor vamos a centrarnos en el tema que nos ocupa: ésa suculenta rosquilla glaseada).

¡temblad cuando se pronuncia la palabra “cremoso” al hablar de alimentos industriales!”.

Decimos que una grasa es “trans” cuando para crear su textura final mezclamos aceites líquidos e hidrógeno creando una masa sólida (casi casi a modo de plastilina) que da bastante juego a los fabricantes.

Pero… ¿por qué hacen éso?.

Por muchos motivos. En primer lugar permite alargar la vida útil de los aceites empleados, algo muy rentable para el productor. También permite jugar con las texturas (¡temblad cuando se pronuncia la palabra “cremoso” al hablar de alimentos industriales!) y hasta con los sabores, ya que ésta masa recibe mejor los saborizantes ó potenciadores del sabor que el aceite original a partir del cual la han “perpetrado”.

¿Dónde me la puedo encontrar?.

De forma natural en carnes como el cordero, el lechazo ó el cerdo… pero éso no debe preocuparnos por que, en ése formato, son relativamente saludables. De forma artificial puede aparecer en casi cualquier elaboración de tipo industrial, aunque los principales sospechosos (…y culpables) son los siguientes. Tomad buena nota:

  • Bollería industrial (sí, lo sé, está muy buena pero…).
  • Comida rápida (hamburguesas, fritos, pizzas).
  • Precocinados (platos de pasta, croquetas, empanadillas).
  • Helados y cremas que no tienen base láctea.
  • Aperitivos como las galletitas saladas (y no saladas, palomitas, patatas fritas….).

No queremos ser “aguafiestas” (somos conscientes de que hemos acusado a algunos de los productos más apetecibles del mundo) pero si; habéis deducido bien, para evitarlas sólo queda remangarse, tirar de fogón e ingredientes naturales. Así al placer de cocinar, unís el de comer unos alimentos “como Dios manda”.

Vale… ¿pero qué me puede pasar?.

Si abusas de ellas…. nada bueno. La Organización Mundial de la Salud indica que cada vez que éstas grasas supongan más del 1% de las calorías que tomamos cada día, podemos tener un problema. Ó quizás varios. Fijaos:

  • Problemas cardiovasculares (al aumentarnos los niveles de colesterol “malo” – LDL – y triglicéridos).
  • Incremento del riesgo de sufrir depresión (según recientes estudios de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria y de la Universidad de Granada).
  • ¡Pérdida de memoria! (has leído bien… tal y como demuestra un pormenorizado estudio de la Universidad de California-San Diego el consumo abusivo de éstas grasas en hombres mayores de 45 años genera un deterioro de las capacidades memorísticas. Ahí es nada!).

Así que, mucho nos tememos, que antes de abordar la cámara de congelados del supermercado, debemos plantearnos ésa llamada a la madre, abuela ó cuñado cocinillas, recordarles cuanto les queremos…. y rogarles que nos hagan una docena de sus afamadas croquetas caseras.

 

3 COMENTARIOS

  1. (Snif tambien) SIEMPRE SE VAN LOS MEJORES !!!!! pues yo lo siento pero vive dios que en un rato me calzo un donus

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