El nuevo modelo de ahorro tendrá exención fiscal pero, a cambio, exigirá un plazo de permanencia de cinco años y podrá vincularse a cualquier activo financiero.
Dentro de las medidas encuadradas en el anteproyecto de ley de la recién anunciada reforma fiscal, una de las principales novedades es la implantación de un nuevo modelo de ahorro con el que podrán contar los pequeños y medianos inversores.
Con el nombre de “Plan de Ahorro 5”, estará efectivo para ser suscrito a partir del 1 de enero de 2015, la fecha en que entrará en vigor el cambio fiscal. ¿Pero qué tipo de producto es? Consiste en una cuenta que tendrá la forma de depósito o seguro, para rentabilizar los ahorros a medio plazo a través de las aportaciones de sus titulares.
Exención fiscal
Es un modelo de ahorro por completo nuevo y no hay referencias sobre él. De ahí la expectación que ha generado entre los usuarios bancarios el “Plan de Ahorro 5”. Ahora toca analizar si esta cuenta -que tendrá la forma de depósito o seguro- podrá ser el refugio para el dinero de los pequeños y medianos inversores en los próximos años.
Una de las características del nuevo producto es que se debe depositar el dinero a medio plazo, y los ahorros no pueden ser retirados durante cinco años. A cambio, y como contraprestación al largo periodo de permanencia que conlleva, los intereses generados gozarán de una absoluta exención fiscal (siempre que no se aporten más de 5.000 euros), uno de los puntos más atractivos para los ahorradores a partir de su puesta en marcha en el próximo ejercicio. De esta manera, se ahorrarán la tributación como renta del capital, que en la actualidad está establecida entre el 21% y el 27%. Sin duda, esto le ayudará competir con otro tipo de productos, como las imposiciones o los planes de ahorro sistemático (PIAS).
Otra de sus singularidades es que se garantiza el 85% de la inversión realizada, lo que en la práctica significa que los ahorradores tendrán que asumir el riesgo de perder el 15% restante.
¿Renta fija o variable?
Otro de los puntos que se deben considerar, ahora que está sin desarrollar y los bancos empiezan a diseñar sus modelos de inversión, es si será un producto bancario vinculado a la renta fija o a la variable. En este sentido, parece que será muy amplio pues podrá vincularse a ambos, y así conformarse para todo tipo de perfiles: conservadores, agresivos, moderados, etc.
Con esa nueva cuenta el ahorrador podría tener depósitos, acciones, bonos, fondos… en función de sus estrategias de inversión. Precisamente esta flexibilidad será otro de sus alicientes más palpables para comercializarlos entre los usuarios bancarios.
Pero, ¿qué otros beneficios puede aportar este nuevo diseño? En unos momentos en que la rentabilidad de los productos de renta fija está en mínimos históricos, no es que mejoren su remuneración, que es probable que no lo hagan, pero al menos contarán con un importante aliciente fiscal que no tienen otros productos financieros.
Todavía no están listos para comercializarse, pero lo más seguro es que durante el último semestre del año los bancos empiecen a mostrar ya estos nuevos planes de ahorro.
Sus luces y sombras
Como todo producto destinado al ahorro, y más en este caso que se presenta como novedad entre los ahorradores, tiene una serie de ventajas y desventajas que es preciso que se tomen en consideración antes de decidirse a contratarlo a partir del 1 de enero de 2015.
Beneficios:
Es apto a todos los perfiles de ahorradores, ya que estará vinculado tanto a la renta fija como a la variable.
Su tratamiento fiscal es más favorable, al estar exento de sus pagos como principal atractivo para comercializarlo entre los usuarios.
Es un producto muy flexible en cuanto a su composición, que no requerirá de especiales conocimientos por parte de sus posibles suscriptores.
Inconvenientes:
Dispone de unos plazos muy rígidos, pues requerirá de una permanencia no menor a cinco años, en la que no podrán disponer de sus ahorros.
No plantea beneficios adicionales con respecto a otros productos similares (imposiciones, pagarés, etc.), de ahí que sea prudente valorar su contratación.
Garantiza solo el 85% de la inversión, quedando con mayor riesgo para el 15% restante, lo que no ocurre con los principales productos de renta fija.