Primero fue el Télex, despues el Fax… y unos años después el Correo Electrónico el que protagonizaba las comunicaciones dentro de las empresas. Sin embargo, las grandes compañías no han sabido resolver muchos de sus grandes problemas y, a día de hoy, el email podría perder gran parte de su presencia administrativa.
“Llámales para ver si han recibido el email“, es todo un clásico de nuestras oficinas que denota la escasa eficacia que comienza a mostrar el correo electrónico en cada vez más situaciones. Especialmente en la empresa.
Las cuentas de correo se convierten en un auténtico tablón de anuncios de dudoso interés y procedencia”.
Y es que para que nuestro email llegue a buen puerto tiene que sortear filtros antispam, la torpeza de quien anota la dirección, el buen funcionamiento del programa gestor de correo… y, ante todo, la falta de pericia informática de emisor y receptor.
Por otra parte, y tras apenas unos meses de uso, las cuentas de correo se convierten en un auténtico tablón de anuncios de dudoso interés y procedencia: mejore su vida sexual, cambie la calefacción de su local ó contrate, para su quiosco, un curso bonificado de formación en vuelo de drones. Admitámoslo, abrir el correo…. da pereza. Y miedo.
¿La solución?.
Los nuevos sistemas de mensajería instantánea están tomando la delantera al email en nuestra vida diaria. No son nada nuevo (los más veteranos recordarán el manido MSN ó el Yahoo Messenger), pero sí un producto que ha ganado en eficacia durante los últimos años. Sus ventajas son evidentes:
- Es más difícil que el número asociado a nuestro servicio de mensajería caiga en manos de terceros y, si es así, hay más opciones para bloquear a los “invasores”.
- Herramientas como WhatsApp ó Telegram, ofrecen un nivel de seguridad muy superior en las comunicaciones, incluyendo incluso sistemas de cifrado (pues sí, como en las películas de espías).
- Las últimas versiones de los servicios de mensajería permiten enviar documentos administrativos de distinto tipo, incluyendo PDF ó DOC (Procesador de Texto) entre otros.
- Sí, finalmente, toca “tirar de teléfono” la propia aplicación nos permite hacer tal uso, consumiendo una parte muy reducida de nuestros datos y ofreciendo calidades de sonido muy superiores a las de la telefonía convencional.
- Gracias a determinados servicios, los mensajes enviados por ésta vía pueden tener validez legal y judicial…. aunque sobre éste tema, ya hablaremos largo y tendido en Atención al Consumidor.
Por último, pero quizás más importante, los servicios de mensajería nos permiten comprobar si la otra parte ha recibido nuestro mensaje ó, incluso, si lo ha leído. Así que se acabó el tener que rogar a su receptor que inicie una búsqueda a lo Pekin Express por las distintas carpetas para que pueda leer el correo electrónico que nos hemos pasado 20 minutos redactando. Los tiempos cambian. Afortunadamente.