Durante los últimos días las prendas de cama que utilizan pluma ó plumón como aislante térmico han sido serio objeto de polémica. La preocupación de numerosos consumidores es evidente: ¿qué ocurre con edredones, nórdicos, fundas, rellenos y almohadas de pluma?.
Hace apenas unos días uno de los más eminentes equipos de investigación del Hospital Universitario Vall d´Hebron daba la voz de alarma: la ropa de cama que contiene pluma ó plumón como relleno podría estar relacionada con numerosos casos de fibrosis pulmonar.
El hecho de usar ó haber usado éste tipo de prendas no necesariamente supone el desarrollo de tan grave dolencia”.
Ésta gravísima enfermedad afecta en España a cerca de 10.000 personas y, hasta hace poco, su detección precoz era realmente compleja, algo que incidía de forma directa y muy negativa en el grado de superviviencia de los afectados.
El estudio parece dejar más que clara la negativa incidencia de éste material de relleno, aunque desde Atención al Consumidor queremos llamar a la calma: El hecho de usar ó haber usado éste tipo de prendas no necesariamente supone el desarrollo de tan grave dolencia.
Para que ésto ocurra (tal y como señala el propio equipo de Investigación) para que la enfermedad llegue a desarrollarse, junto a éstos factores “ambientales” debería producirse una predisposición genética en el paciente algo que, afortunadamente, no ocurre con demasiada frecuencia.
¿Qué hago con mi edredón, mi almohada…?
Si usted utiliza alguna de éstas prendas con pluma ó plumón natural (no es aplicable a las plumas sintéticas), sí le recomendamos el optar por rellenos de material sintético de última generación que, además de ofrecerle una elevada calidad térmica, evitan que factores como hongos, ácaros y alérgenos se establezcan en su interior.
Los edredones de éste tipo tienen su origen en los países del norte de Europa a mediados del siglo XX y más concretamente gracias a la labor del diseñador Terence Conran. En su día fueron una excelente opción para preservar la temperatura corporal de forma eficaz y económica. Hoy en día, los avances científicos habidos en el desarrollo de rellenos, nos permiten disfrutar de unas elevadas ventajas… sin tener que padecer tan graves inconvenientes.
Hola, buenas tardes.
Acabo de leer este artículo y observo que al principio del mismo no le dan demasiada importancia a tener un relleno de plumón, pero al finalizar el mismo, veo con estupor que aconseja sustituirlos por rellenos de material sintético.
Yo tengo dos con relleno de plumón (se supone que desparasitados y con todas las garantías). Según su artículo ¿debería cambiarlos ya?
Por favor, sáqueme de dudas. Gracias.
Estimada Rosa. A lo largo de todo el artículo mantenemos la misma premisa: no hay una relación causa-efecto directa (esto es; no todos los usuarios de éste tipo de material han de desarrollar necesariamente la dolencia), pero sí que es más que recomendable la sustitución de plumas y plumones por material térmico sintético. El problema no viene tanto de parásitos ó ácaros (algo que con el tiempo también acaba apareciendo, por cierto) como de la propia proteína de la pluma que, según el estudio realizado, sería la culpable del desarrollo de la dolencia. Reciba un cordial saludo.
Yo tengo en las camas de mi casa 3 edredones de plumas, estos fueron comprados hace 8 o 10 años y no se que tipo de plumas tienen.
Mi pregunta es la siguiente, ¿Cómo puedo saber si es sintético o natural?
Muchas gracias.
Saludos María Ángeles. Lamentablemente no hay una norma de etiquetado que permita diferenciar entre el plumón ó pluma sintético (totalmente inocuo y de similar eficacia al convencional) y la pluma natural. La única forma de conocer la composición real del edredón es contactar directamente con el departamento de atención al cliente del fabricante y preguntarle, primero por el tipo de material utilizado por el relleno y, segundo, por las homologaciones oficiales en materia de calidad de las que disponen.
Sólo así podremos tener constancia veraz del nivel de seguridad de uso de nuestro edredón.