Rechaza crear etiquetas ‘semáforo’ para informar del contenido en sal, azúcar y grasas de la comida preparada.

Etiquetar alimentos

El pleno del Parlamento Europeo ha apoyado la introducción de un etiquetado nutricional obligatorio en los alimentos envasados en el que figure de manera clara el contenido energético, las grasas, los ácidos grasos saturados, los carbohidratos, los azúcares y la sal, tal y como plantea la Comisión Europea.

Además, propone incluir en esa lista las proteínas, la fibra y las “grasas trans” y obligar a la industria a indicar el contenido de nanomateriales en los ingredientes de los alimentos. Sin embargo, los eurodiputados han rechazado crear etiquetas “semáforo” indicando la sal, el azúcar y las grasas que tiene la comida preparada.

Para que los consumidores puedan comparar el aporte nutricional de los distintos alimentos, la Eurocámara plantea que sea obligatorio declarar los valores nutricionales por cada 100 gramos ó 100 mililitros y, en casos específicos, permitir indicaciones complementarias sobre porciones de otros tamaños. Propone igualmente facilitar la lectura de las etiquetas ampliando el tamaño de la letra o aumentando el contraste entre el texto y el fondo.

La legislación europea cuenta con numerosos reglamentos y directivas sobre las etiquetas y los valores nutricionales de los alimentos y la que se baraja ahora pretende simplificar y actualizar la normativa vigente para que los consumidores reciban una información más clara y precisa y puedan elegir con conocimiento de causa los alimentos que se llevan a sus casas. De paso, se evitará burocracia innecesaria a las empresas del sector de la alimentación.

Por otro lado, el pleno rechazó, por 243 votos a favor, 398 en contra y 16 abstenciones, una enmienda presentada por los grupos socialista, verdes y la Izquierda para introducir un sistema a modo de “semáforo” en las etiquetas de las comidas procesadas. La iniciativa, que promovía el uso de los colores rojo, ámbar y verde en función del contenido alto, medio o bajo de sal, azúcar y grasa ha salido derrotada.

También ha votado en contra de la posición de la comisión de Medio Ambiente que exigía indicar el país de origen para toda la carne, los productos avícolas, las frutas, las verduras y otros productos perecederos de ingrediente único, así como el pescado y la carne cuando se utilicen como ingredientes en comida procesada.

Además, la Eurocámara sugiere excluir todas las bebidas alcohólicas, y no sólo el vino, la cerveza y las bebidas espirituosas, de la obligación de etiquetado nutricional y se ha negado a obligar a los productores a informar sobre el contenido energético de las bebidas alcohólicas.

Dado que no se prevé que los Estados miembros consigan alcanzar un acuerdo en breve, la directiva volvería al Parlamento para una segunda lectura y, una vez aprobada, las empresas alimentarias tendrían tres años para adaptarse a las nuevas normas. Las compañías con menos de 100 empleados y un volumen de negocios anual inferior a cinco millones de euros, dispondrán de cinco años. Los eurodiputados piden, por último, que las microempresas que fabrican alimentos artesanales queden excluidas de la directiva.

El eurodiputado socialista español Andrés Perelló ha defendido que las etiquetas de los alimentos indiquen los datos “más importantes” para no confundir al consumidor y que el etiquetado de vinos y cavas quede excluido del nuevo reglamento.

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