Revisar el coche antes de salir de viaje, adecuarse a los límites de velocidad y cumplir la normativa son algunas de las premisas necesarias para conducir de forma segura.
El primer mes de 2015 ha terminado con un total de 88 fallecidos en la carretera, lo que supone 27 víctimas más que en el mismo mes del año anterior, según los datos provisionales de la Dirección General de Tráfico (DGT). Este es el primer repunte de la siniestralidad en el mes de enero desde el año 2006, por lo que se trata de una cifra preocupante. ¿Cómo conseguir que descienda de nuevo el número de muertos? Saber las normas y cumplirlas es básico para evitar un accidente en la carretera.
Consejos para circular seguro
Ya sea por rutina, por inexperiencia o por falta de concienciación, hay personas que se suben a su automóvil cada día y se ponen al volante sin tener en cuenta que conducir es dominar el coche, saber dirigirlo y poder controlar su movimiento y velocidad. Pero, además, no basta con manejar bien el vehículo, sino que hay que saber circular, es decir, conocer las normas y cumplirlas. Si estas dos premisas se llevaran a la práctica, se podrían evitar numerosos siniestros y lograr que el número de víctimas por accidente de tráfico dejara de crecer. Para intentarlo, a continuación se recuerdan unos sencillos consejos para que coger el coche sea un placer y no una temeridad:
Conducir descansado y sin estrés. Si no se ha dormido lo suficiente o se tiene una gran preocupación, lo mejor es no subirse a un automóvil. Además, hay que evitar conducir nada más comer y conviene hacer paradas cada dos horas de viaje para descansar e hidratarse. Nunca hay que fijarse una hora de llegada, ya que así se corre menos y se tiene menos presión al conducir.
No subir a un coche tras consumir alcohol. Nunca, bajo ninguna circunstancia, se debe conducir bajo los efectos del alcohol, las drogas o medicamentos -aunque sean recetados por un especialista-. Si se está enfermo, conviene no ponerse al volante; y si se toma medicación de manera puntual o regular, siempre hay que conocer qué efectos puede tener cada fármaco sobre la conducción. Por otro lado, en caso de necesitar gafas o lentillas para poder conducir, hay que llevar siempre unas de repuesto.
Tener presente la edad y sus consecuencias. Con la edad se tienen más achaques, se pierde vista, oído, los reflejos no son tan rápidos… Como estas cualidades son vitales en un conductor, conviene tenerlo en cuenta, hacerse revisiones periódicas y adaptar la conducción a las exigencias de cada edad.
Velocidad. Siempre hay que respetar los límites establecidos en cada momento en la vía y adecuar la marcha a otras circunstancias que puedan influir en el manejo del vehículo: retenciones, fenómenos climatológicos adversos, etc. Además, hay que mirar siempre lo más lejos posible y en la dirección que lleve el coche. Si se mantiene una velocidad adecuada, la capacidad de reacción ante cualquier imprevisto que pueda surgir es mucho mayor.
Mantener la distancia de seguridad. Para poder frenar o reaccionar ante un imprevisto sin tener un accidente por alcance con el coche de delante, hay que dejar siempre la distancia de seguridad entre los vehículos.
Adelantamientos. En los adelantamientos se producen numerosos accidentes. Por ello, es esencial hacerlos de manera correcta:
- Antes de iniciar este movimiento, hay que cerciorarse de las condiciones y situación de la vía.
- No hay que colocarse cerca del vehículo que circula delante de nosotros, pues no se tendrá el ángulo de visibilidad necesario y el campo de visión se verá reducido.
- Comprobar siempre los espejos retrovisores y asegurarse de que ningún otro coche está realizando la misma maniobra, ni circula por el carril izquierdo a mayor velocidad que nosotros.
- El adelantamiento en sí se debe hacer de forma gradual, con decisión y rapidez, y evitando que el resto de conductores tenga que modificar su trayectoria o aminorar la marcha.
- Cuando se sobrepasa el vehículo, se tiene que dejar distancia suficiente entre ambos antes de incorporarse de nuevo al carril derecho. Hay que ver por los retrovisores que la figura del automóvil adelantado se encuentra a una distancia prudente.
Revisar el coche antes de un viaje largo. Se debe revisar con tiempo (por si hubiera que hacer alguna reparación) los frenos, la dirección, las luces, la presión y el desgaste de los neumáticos y su dibujo (incluida la rueda de repuesto), además de observar los niveles de agua y de aceite. Hay que sustituir de forma periódica el aceite del motor, los filtros (aire y aceite), las bujías y la correa de distribución. Antes de ponerse en circulación es importante limpiar los cristales, sobre todo por dentro, para evitar reflejos.
Colocar bien el equipaje. Nunca se debe llevar dentro del habitáculo objetos pesados que podrían causar daño al salir despedidos en caso de colisión o vuelco. Si se lleva baca, se tiene que distribuir la carga de forma compensada, asegurarla de manera correcta y respetar los límites de pesos y velocidad recomendados por los fabricantes.
Planificar el viaje. Hay que conocer el estado del tiempo, la ruta por la que se irá hasta llegar al destino escogido, etc. Si se usa GPS, se debe programar antes de arrancar, nunca cuando ya se está en marcha. No se debe usar el móvil, ni siquiera se tendría que utilizar el manos libres, pues se pierde concentración.
Niños en el coche. Los pequeños deben ocupar los asientos traseros y tienen que emplear sistemas de retención infantiles adecuados a su edad, peso y altura.
Un plus de seguridad. Hay que llevar el chaleco reflectante, los triángulos de señalización, una rueda de repuesto, un gato y el resto de herramientas para poder reparar pinchazos. Tampoco se debe olvidar la documentación del automóvil y tener el seguro y revisiones en vigor.
En moto, también seguros
Si el viaje se realiza en moto, hay que ir convenientemente vestidos. Solo es obligatorio llevar el casco, pero es muy recomendable (vital, en muchos casos) utilizar guantes, chaqueta (las hay con refuerzos en hombros, codos y columna), pantalón específico y botas. Solo así se garantiza una protección suficiente en caso de caída.