Creemos que, a éstas alturas de nuestra vida como Consumidores, a nadie se le escapa que numerosas web y servicios viven (literalmente) de nuestros datos personales. Todos somos más ó menos conscientes de que ése “todo gratis” lo acabamos pagando con nuestra propia intimidad. Pero… ¿hasta qué punto?. Hemos llevado a cabo un particular experimento. Y sí; nos han sorprendido los resultados.
El pasado fin de semana, La 2 de Radio Televisión Española (RTVE) emitió el reportaje “100 millones de visitas” en el que un usuario – Itamar Rose – analizaba todo lo que hay detrás de la plataforma Youtube y de sus propios usuarios. El periodista, elocuentemente señala: “ Sus millones de seguidores creyeron en el sueño que YouTube prometía: convertirles en famosos y enriquecerles, a cambio de su intimidad”. Está claro que nuestro comportamiento, nuestros datos, nuestra vida… nutren Internet. La pregunta es ¿qué ocurriría sí decidimos llevar nuestra privacidad hasta los límites, no aportar absolutamente nada a la Red y, sin embargo querer hacer uso – como Consumidores – de todos sus servicios?.
Manos a la obra.
Para realizar la prueba hemos utilizado el siguiente equipo (software y hardware que cumplen estrictamente con la Legislación vigente en España y en la UE).:
- Un smartphone con el sistema operativo iOS y todas sus actualizaciones de seguridad instaladas.
- Bloqueamos la tarjeta SIM de nuestro operador para evitar que éste nos delate.
- Empleamos un navegador (Brave) que no registre rastro alguno de nuestra navegación. Para más seguridad, hemos decidido utilizar sus opciones más restrictivas.
- Un buscador (DuckDuck Go) que refuerce nuestra privacidad a la hora de encontrar contenidos. Forzamos en sus opciones el que se emplee “España” como país ó zona geográfica de referencia.
- Un sistema VPS (Servidor Privado Virtual) que evita que seamos geolocalizados en todo momento.
- Un cortafuegos de última generación que bloquee todas las solicitudes de información entrantes que no sean estrictamente necesarias…. ó identificables.
Con todo preparado, iniciamos la navegación por los principales Medios de Prensa digitales de España. La primera sorpresa es la velocidad de carga: aumenta hasta en un 800% sin que la información que se nos ofrece en pantalla se vea demasiado alterada.
La conclusión es sencilla: una parte mayoritaria del tiempo de carga se emplea en detectar y almacenar estadísticamente nuestros datos (cerca del 80%). Tan sólo un pequeño tiempo de descarga (20%) es la que suministra los contenidos que realmente vemos: textos, fotos, infografías….
Aparecen las restricciones.
Sí notamos que apartados como los vídeos ó las animaciones multimedia… directamente dejan de aparecer. El motivo es sencillo: no los aloja el Medio de Prensa si no un servicio externo, como es el ya mencionado YouTube.
Visitamos la web…. y nos encontramos con la imagen que figura a la izquierda: no se nos permite usar su servicio si no permitimos – literalmente – que se rastreen (en realidad “restreen”) nuestros datos personales.
Aplicamos el mismo protocolo con una conocida web de coleccionismo (https://collecthw.com/) cuyos tiempos de carga son insospechadamente largos (hasta 10 segundos con una conexión de alta velocidad). El resultado es aún más demoledor: la página falla a los dos segundos de carga al no poder captar nuestros datos, luego la pregunta es obvia: ¿cual es el fin último de éste tipo de páginas?, ¿cómo se financian?. La respuesta también parece evidente.
No es algo generalizado (afortunadamente).
La siguiente prueba es aún más aterradora: debemos probar nuestra propia web (Atención al Consumidor España). Para ofrecer la mejor experiencia de uso y navegación al Consumidor, empleamos tecnologías no muy distintas a las de numerosos Medios de Prensa internacionales, ¿estaremos vulnerando los Derechos del Consumidor?. Afortunadamente NO. Nuestra web carga el 100% de los contenidos a su velocidad habitual. Ni siquiera nuestros vídeos se ven afectados. Tan sólo intuimos el modelo de navegación anónima en el aviso de Cookies/RGPD que, al no existir la cookie que valida que ya hemos revisado éste apartado, aparece constantemente. Poco más.
Lo mismo ocurre con Medios Locales, PYMES y webs de ámbito regional ó influencial más restringido. La experiencia de navegación no se ve – en absoluto – modificada. Cumplen. ¡Cumplimos!. En total, y tras apenas dos días de navegación haciendo un uso completamente normal, el sistema ha bloqueado más de 1.600 injerencias publicitarias, intentos de captación de datos y otras posibles incidencias a nuestra privacidad.
La pregunta entonces es… ¿respetan todas las páginas que utilizamos diariamente el Reglamento General de Protección de Datos (RGPD) vigente en España y Europa?. ¿Está nuestra información personal confinada de forma segura?, ¿estamos debidamente sensibilizados respecto a éste problema?. La respuesta es común a las tres preguntas: consideramos que NO.