Nos ofrecen la enésima y más reciente actualización de Windows, iOS ó cualquier otro tipo de software. Es “por nuestra seguridad”, para obtener una mayor eficiencia. Cierto, pero también para aplicarnos lo que se denomina “Obsolescencia Programada” que es una sutil forma de obligarnos a comprar un nuevo ordenador, un nuevo móvil, una tablet más reciente… aún cuando nuestro anterior equipo, seguro que lo sabéis, funcionaba perfectamente. Os lo explicamos.
En aquellos, tan lejanos, años de bonanza económica, el Consumidor (respondiendo puntualmente a las cambiantes tendencias y modas) sustituía sus aparatos electrónicos, vehículos y otros enseres, mucho antes, incluso de que éstos llegaran al final de su vida útil. Los fabricantes vieron en éste, poco ético y ecológico comportamiento (¡admitámoslo!), un auténtico filón. Un filón que ellos mismos procuraron fomentar y promover. ¿Qué sentido tenía fabricar un producto que el Consumidor iba a desechar antes de finalizar su vida útil?.
Aparece la Obsolescencia Programada.
En realidad… no aparece, si no que se extiende y se consolida, ya que a principios del siglo pasado (ver vídeo de cabecera) se empezó a aplicar en bienes tan peculiares como los pantys/medias de mujer ó las bombillas. Pero… ¿en qué consiste?. La obsolescencia programada consiste en limitar artificialmente la vida de un producto para que su ciclo de vida y duración sean inferiores al estándar general sobre el que se inicial diseñó. O dicho de otro modo: es poner una fecha de caducidad “adelantada” a todo lo que compramos. Insistimos: a todo.
Las normativas nacionales y, sobre todo, las europeas (tan lentas en adaptarse al contexto social y económico que atañe a los Consumidores) intentaron poner coto a éste tipo de prácticas, recientemente, obligando al fabricante a extender la garantía de sus productos de 2 a 3 años y el suministro de piezas de repuesto de 5 a 10 años (Reforma de la Ley General Para la Defensa de los Consumidores). Una Ley que respondía y respaldaba numerosas sentencias como aquellos célebres procesos que tan duramente han golpeado a las prácticas de Obsolescencia programada en empresas tan emblemáticas como Apple.
Nueva Crisis, Nuevas tácticas de Obsolescencia Programada.
La reciente crisis generada por el actual panorama geoestratégico mundial, el aumento desmedido de la inflación y la radical pérdida de poder adquisitivo de los Consumidores, nos ha obligado a extender la vida útil de nuestros objetos y bienes cotidianos más allá, incluso, de la capacidad real del producto de las leyes vigentes e, incluso, de tendencias y modas. La precaria situación económica obliga.
Los fabricantes, entonces, se topan con una preocupante situación: deben fabricar dispositivos que – al menos – superen lo estipulado por la Ley de Consumo y, además, sigan dando servicio a un Usuario que no puede permitirse económicamente su sustitución.
Hecha la Ley, Hecha la trampa. Disponemos de aparatos electrónicos que (físicamente) pueden durar una década sin inmutarse, algo que no conviene a los productores, fabricantes y distribuidores pero… por otra parte éstos se encuentran atrapados por una legislación muy restrictiva, una Conciencia Social que rechaza la generación de más Basura Electrónica y un mercado que ya no demanda cámaras de 100 megapíxeles, si no una duración que nos permita alargar la vida de nuestro dispositivo sin perjudicar ni al planeta ni a las (renqueantes) economías familiares.
La industria tecnológica encuentra entonces la solución: si los aparatos físicos deben resistir semejante coyuntura, ¿Quién ó qué nos impide aplicar fechas de caducidad en los programas que contienen?. Es así como si tu Sistema Operativo (por muy bien que funcione) lleva demasiados años instalado en tu equipo, debe dejar de ofrecer funcionalidad. Tu navegador (vergonzante el caso de Google Chrome, que – siempre presuntamente en aras de la “seguridad” – utiliza su posición dominante en el mercado para cerrar el acceso a Internet a sus versiones más antiguas). Incluso sistemas de seguridad como Antivirus ó Cortafuegos nos abandonan cuando detectan que llevamos tiempo sin comprar un nuevo equipo informático, sin pasar por caja, vaya.
Afortunadamente, cada vez más grupos de desarrolladores informáticos y colectivos, concienciados con ésta lamentable situación, desarrollan alternativas para que nuestros “equipos más obsoletos” sigan ofreciendo la funcionalidad que merecen. ¿No funciona tu navegador tras actualizar Windows?, ¿te ha abandonado tu antivirus?, ¿navegas por Internet entre mensajes de – auténtico – acoso , instándote a sustituir un equipo que aún funciona?. Habla con nuestra Oficina del Consumidor. Sabremos ayudarte.