Hace apenas unos meses la gran mayoría de los Consumidores apenas habíamos oído hablar de ésta palabra: “Reduflación” sin embargo, y aunque no lo sepamos, llevamos décadas sufriéndolo. Ésa reducción de la cantidad de producto dispensada, sin que se ajuste proporcionalmente su precio (en ésto consiste la Reduflación) es un mecanismo usado desde tiempo ancestral, aunque – tras la crisis – se ha convertido en una herramienta generalizada que vulnera los Derechos del Consumidor.

Los más veteranos recordarán cómo hace años, las botellas de bebidas destiladas se comercializaban en formato de un litro cuando, repentinamente en los años 90 y sin que apenas lo apreciáramos, éstas pasaron a dispensarse en envases de 0,70 y 0,75 cl. Un descenso de más de un 25% en el contenido comercializado que, sorprendentemente, no se trasladaba al precio final del producto.

Y es que sí; efectivamente, la industria alimentaria y la cosmética suelen tener estandarizados los pesos y medidas de sus productos; independientemente de la marca ó del modelo, casi todo lo que se comercializa en estanterías atiende a un peso/medida estándard: desde las pastillas de jabón, a las latas de bebida, pasando por los envasados ó, incluso los productos de higiene ó limpieza.

Reduflacion

Crisis y Reduflación.

Tras el duro impacto del Coronavirus, la economía ha sufrido un fuerte revés que, finalmente, se ha trasladado a los lineales de venta. Descenso en los ingresos del Consumidor, aumento desmedido en los costes de producción, una inflación disparada…. son el caldo de cultivo perfecto para que la Industria recurra a ése viejo conocido: “La Reduflación”.

Si buscamos por Internet, veremos cientos de ejemplos (como el que encabeza éste artículo) que ilustran ésta práctica: lonchas que desaparecen, envases que menguan, diseños de producto cambiantes…. todo, para poder obtener más beneficio del producto comercializado sin que el Consumidor apenas lo perciba.

Insistimos, la técnica no es nueva pero bien es cierto que la reciente crisis ha hecho que la Industria (en general) recurra a ella de forma masiva, encareciendo nuestra cesta de la compra de una forma que podríamos clasificar de perversa (rara vez los envases muestran de forma visible advertencias sobre el cambio de formato).

¿Cómo Combatirla?

Es realmente difícil sortear éste tipo de prácticas en una profunda situación de crisis como la que atravesamos, pero sí podemos adoptar una serie de pautas que nos ayuden a hacerla más llevadera y, con ello, optimizar el dinero que invertimos en la Cesta de la Compra:

  • Comprobar el Precio por Litro/Kilo del Producto: Confiar en una simple apreciación “a simple vista” puede inducirnos a error. La maestría con la que la empresas diseñan sus presentaciones y envases juega en nuestra compra. Sin embargo, ésa (¡valiosísima!) etiqueta que marca el precio en los lineales contiene éste dato clave: cuando nos cuesta REALMENTE el litro ó kilo de ése producto. No la perdáis de vista.
  • Optar por marcas alternativas: Pese a lo cambiante del mercado, el Consumidor español es particularmente fiel a sus marcas habituales (aunque se trate de “marcas blancas”). Quizás ha llegado el momento de probar otras alternativas que nos permitan “estirar” un poco más el presupuesto familiar, sin perder calidad de uso.
  • Cambiar ligeramente nuestros hábitos de Consumo: La Guerra de Ucrania está provocando que todos los derivados del girasol disparen sus precios hasta máximos históricos. Entonces…. ¿por qué usar aceite de girasol cuando tenemos opciones de aceite de oliva ¡incluso! más económicas y más saludables (os recomendamos leer éste artículo sobre los Tipos de Aceite de Oliva, os sorprenderéis)?.
  • No realizar toda nuestra compra en el mismo establecimiento: Lo sé, casi todos somos fieles a nuestro supermercado habitual pero, en ocasiones, ésta práctica puede no ser la más recomendable. Los establecimientos (todos) tienen entre sus ofertas lo que se denomina “Productos Gancho”: pensados para atraer al cliente y que, junto a dicho producto, realice otras compras adicionales y, además, se vaya fidelizando. Es bueno como Consumidores y Usuarios, aprovechar éstas técnicas y ésta competencia para optimizar nuestro gasto.
Idea

Resumiendo… resulta difícil, cuando no imposible, huir de la dura etapa que estamos atravesando, sobre todo cuando las grandes empresas y cadenas de venta disponen de técnicas cada vez más avanzadas y convincentes. No obstante, aplicando unas pequeñas pautas y algo de dedicación, podemos logra que nuestra economía familiar sufra, en menor medida, los rigores de éste momento que nos ha tocado vivir.

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