En apenas unos años los célebres iPhone se han convertido en un referente para el mercado internacional y en un codiciado objeto de deseo. Nos ofrecen una experiencia de uso de gama alta, unos – presumimos – mayores niveles de seguridad y un servicio post-venta que, podemos afirmar de primera mano, es de los mejores del sector. Sin embargo… hemos descubierto algunas cosas que nos inquietan.
Si eres propietario de uno de los productos de la firma de Cupertino probablemente ésto te suene. Por algún extraño motivo nos pasamos una gran parte de la vida útil de nuestro iPad ó iPhone luchando contra el espacio libre disponible: hagas lo que hagas y compres la versión que compres, siempre lo tenemos al borde del colapso. Con todo lo que ello conlleva.
Seguramente, los propietarios de Android pensarán algo parecido; de hecho es algo común en la mayoría de los Smartphone actuales, pero en Apple debemos añadir un particular matiz: la falta de transparencia.
Tras un uso intensivo de varios de sus dispositivos hemos descubierto algo desconcertante: tanto el propio sistema operativo (iOS) como muchas aplicaciones de terceros, descargan de hábito, en nuestro terminal, cantidades ingentes de información sin nuestro consentimiento y sin que se nos dispense notificación alguna.
¿Lo admite Apple?.
Pues no, abiertamente no. Ante la queja de numerosos usuarios que detectan un descenso drástico en sus niveles de batería tras haber actualizado el iPhone, Apple (mediante su Servicio Técnico) reconoce que, éste proceso es debido a que varios días después de la actualización de iOS, el Smartphone sigue recibiendo datos de fábrica “en segundo plano”. Esto se traduce en una menor autonomía, en una reducción del espacio disponible del móvil y, consecuentemente, en una peor calidad de uso.
Pero no sólo Apple realiza éstas prácticas “no autorizadas” (por nuestra parte). Muchas aplicaciones utilizan un “truco” realmente preocupante: en la App Store (espacio dónde nos descargamos oficialmente la APP) se nos promete que ésta ocupará un tamaño, cuando en realidad, y una vez que la tenemos en nuestro dispositivo, goza de “barra libre de espacio”. Muchas de ellas sólo detienen su hambre de gigabytes cuando han colapsado por completo nuestro dispositivo y nos impiden hasta realizar una fotografía. Ya no hay espacio.
Total falta de transparencia.
Fijaos en la captura de la izquierda. Más del 50% del espacio del terminal está ocupado por el apartado “Otros”: no corresponde a APPs, tampoco a fotografías, archivos multimedia, canciones, vídeos ni similares… ¿que hay ahí dentro?.
Una parte corresponde al intento de Apple de instalarnos la nueva versión de su sistema iOS (sobre éste particular os recomendamos leer éste artículo). Para detectar al culpable de la parte restante debemos fijarnos en la parte inferior de la imagen y más concretamente en la aplicación PUBG Mobile: un software – como ocurre con tantos otros – que nos anuncia que ocupará 2,4 GB en nuestro dispositivo, que en su primera instalación consume 2,6 y que a la semana de uso (y sin que solicitemos descargas adicionales) asciende a unos preocupantes 3,4 GB.
Pues no; no es un proceso que podamos calificar, precisamente, de “transparente”. Y más cuando constatamos que éstos flujos “no autorizados” se realizan a horas en las que no estamos operativos: si te acuestas con un 12% de batería… es más que probable que tu iPhone te de los buenos días desde un lacónico 1%.
¿Obsolescencia Programada?, ¿promoción del espacio de pago iCloud?, ¿necesidades técnicas?. Desconocemos el motivo concreto de éste tipo de prácticas (¡aunque lo indagaremos!). Lo que sí podemos admitir es que no respetan la capacidad de decisión del usuario, limitan la operatividad de su dispositivo y generan una innecesaria desconfianza en el Consumidor.