Si ha pasado un año desde que contrataste aquella licencia, aquel servicio, aquel programa por Internet, puedes estar a punto de recibir una desagradable sorpresa: la suscripción se renueva sin tu consentimiento, ¿puedo tomar medidas?, afortunadamente sí.
A éstas alturas todos nos hemos dado cuenta: la tecnología es cada día más compleja, más eficiente, nos permite realizar más cosas, acceder a servicios cada vez más avanzados y éso, evidentemente, tiene un coste. Un coste que, como la propia tecnología, crece día a día. Atrás queda el “todo gratis” de la antigua Internet, las descargas por las que no pagábamos, los juegos gratuitos y el software que nos daba un grato servicio sin pedirnos nada a cambio.
La profesionalización de la Red de Redes nos obliga a contratar nuevos servicios: protección frente a ciberataques, medicina a distancia, alojamientos en nube, módulos adicionales en nuestros programas de oficina. Muchos de éstos elementos provienen del mercado anglosajón (uno de los líderes indiscutibles en Transformación Digital) y con ellos un marco legal al que están muy acostumbrados por aquellas tierras, pero que no siempre se adapta a la normativa Española y Europea.
Cuando la compra se convierte en suscripción.
La diferencia parece obvia… pero como veremos, no lo es tanto. Comercialmente suelen poner ante nosotros unas tarifas que van asociadas a un periodo concreto de tiempo. Cuanto más amplio es ése lapso temporal más barata es la tarifa de compra. Por ello, el Consumidor suele decantarse por contrataciones anuales ó bianuales que hacen que nos despreocupemos por completo del producto.
Por éso cuando recibimos meses después un cargo en nuestra tarjeta, nos pilla completamente desprevenidos. Y es que no, no hemos “comprado” ése programa, realmente nos hemos “suscrito”; con todo lo que ello conlleva. Por si fuera poco, el servicio de Atención al Cliente rara vez nos atiende en castellano. ¿Qué podemos hacer?.
El Calendario y tu Tarjeta son tus aliados.
Vamos a ser sinceros con vosotros: recuperar el dinero de una suscripción es posible… pero bastante complejo. La mejor forma de evitarnos el disgusto es adoptar unas pautas muy concretas:
- En primer lugar debemos revisar las condiciones comerciales para saber la periodicidad con la que se produce la renovación, la antelación con la que podemos cancelarla y, lo más importante: el procedimiento que debemos seguir para hacerlo. Ya os adelantamos que éste último punto no suelen ponerlo nada fácil.
- Muy importante marcar en el calendario de nuestro móvil ó en el del navegador (Ej: Google Calendar) una fecha previa a la renovación. Eso sí, no ajustéis mucho el día y la hora por que, como acabamos de avisar, el proceso “manual” de anulación de la suscripción nos llevará su tiempo. ¡No lo dejéis para última hora!.
- Uno de los mejores aliados para tus compras por Internet y, sobre todo, a la hora de comprar APPs, software ó suscribirnos a algún servicio (como los de contenidos multimedia: Netflix, HBO, Spotify….etc.) son las llamadas “Tarjetas de Prepago” ya hablamos de ellas en un artículo (“Tarjetas de Crédito, de débito… y de Prepago: Compra Seguro en Internet”). Éstas tarjetas vienen sin saldo: no tienen crédito ni disponen de conexión a débito (esto es, nuestra Cuenta Bancaria), sólamente podremos (¡podrán!) usar el dinero que nosotros metamos para hacer cada pago. Preguntad en vuestra Entidad Bancaria: os sorprendereis.
Pero si, aún siguiendo éste protocolo tenemos algún problema con la renovación, puedes contactar con nosotr@s. No es fácil revocar el pago cuando se ha sobrepasado el plazo, pero – como indicábamos al principio del artículo – el hecho de que muchas de éstas compañías no adapten su funcionamiento a la normativa Española, deja a veces cierto margen para que podamos maniobrar. Así que, si es tu caso, haz CLICK AQUÍ para que podamos ayudarte.
Recomiendo esta noticia Noticias