La amplitud de la actual oferta hace que comprar una sartén no sea tarea fácil. Tenemos modelos con revestimientos ecológicos, teflón, cerámica, acero, aluminio, titanio, para vitrocerámica, sólo para indución…..
Para muchos usuarios la respuesta es obvia: “la mejor sartén es la que más dura“. No exactamente, la elección de la sartén más apropiada para nuestro particular modo de cocinar, es un parámetro que puede contribuir de forma directa a que ahorremos cocinando. Ahora bien… conciliar todo ésto con una larguísima vida útil, es cada día más complicado.
Los actuales antiadherentes nos permiten cocinar de forma sana, ahorrando aceite (¡y energía!)… y extrayendo de los alimentos su máximo potencial nutricional”.
Los actuales antiadherentes nos permiten cocinar de forma sana, ahorrando aceite (¡y energía!)… y extrayendo de los alimentos su máximo potencial nutricional. Además, cada vez más fabricantes incluyen en sus productos certificaciones que nos garantizan la no emisión de elementos toxicos (muy importante revisar el etiquetado antes de comprar).
Por todo ello, nuestro primer consejo es adquirir un producto de calidad, piensen en la cantidad (¡y precio!) de los géneros que van a pasar por ésa sartén a lo largo de su vida útil… y hablando precisamente de ésto, de la longevidad de la sartén: una de baja calidad nos ofrecerá muchas menos horas de servicio, por lo que -mucho me temo- tendremos que realizar un nuevo desembolso antes de lo previsto.
Un truco: cuando vaya a comprar una sartén, revise concienzudamente el estado de sus compañeras de expositor ó estantería, el mero contacto entre ellas suele revelar pequeños defectos, laceraciones ó abrasiones entre las de menor calidad.
También recomendamos emplear sobre la sartén únicamente elementos de goma, nylon y esporádicamente madera. Jamás utensilios metálicos. De ésta forma evitamos dañar la capa antiadherente y, lo que es más importante, eliminamos prácticamente la posibilidad de que minúsculos restos de dicho recubrimiento acaben en los alimentos.
Llegados a éste punto, muchos consumidores aducirán “yo cuido las sartenes, respeto el antiadherente y, sin embargo, rara es la que aguanta dos años sin pegarse“. Efectivamente; todo ello es fruto de la llamada “obsolescencia programada” a la que se acogen cada vez más fabricantes para que renovemos nuestros enseres con una mayor frecuencia.
Pero como desde ésta sección, nos hemos puesto como premisa el evitar el despilfarro entre fogones vamos a dar un consejo adicional. Adquirir modelos diseñados específicamente para Hostelería supone un pequeño sobrecoste (respecto a una sartén doméstica), pero a cambio, nos dispensará décadas de funcionamiento eficiente.
En éste sentido recomendamos los modelos de hierro (con su peculiar aroma) ó los de acero encapsulado. Cierto es que requieren de mayor destreza a la hora de cocinar y que su mantenimiento es notablemente mayor que el de un utensilio convencional, pero a cambio… traerán a nuestro hogar el bouquet de los mejores restaurantes y muchos años de eficiente y económico funcionamiento.