La renta variable internacional es la opción más interesante debido a las expectativas de crecimiento para el segundo semestre del año.

Dinero

Qué pasará este verano con la Bolsa es lo que quisieran saber todos los medianos y pequeños ahorradores, especialmente tras la fuerte corrección que ha experimentado la renta variable durante los dos últimos años. Algunos analistas bursátiles afirman que lo peor ya ha pasado, y que puede ser el momento de volver a los parqués, pero los más cautos sugieren esperar un poco y ver cómo evolucionan los mercados después del impulso alcista de los últimos tiempos.

Quienes se decidan a invertir pueden optar por la renta variable nacional, en cuyo caso deberán elaborar una cartera sólo con valores de en empresas sólidas y “blue chips”. La inversión internacional, en las bolsas alemana y estadounidense de manera especial, es la opción más interesante: hay expectativas fundadas de crecimiento para el segundo semestre, y sus tarifas tienen precios muy competitivos.

Las bolsas de todo el mundo parecen revivir, pero los expertos aconsejan huir de falsas euforias; hay inversiones que pueden convertirse en una “trampa” y provocar que pequeños y medianos inversionistas queden atrapados en sus precios de compra. Aun así, no son pocos los intermediarios financieros partidarios de empezar a tomar posiciones en el mercado bursátil, señalando -como desde Bankinter- que merece la pena asumir algo más de riesgo, por lo que se recomienda un aumento de exposición lineal del 5% para todos los perfiles. Los inversores, pues, se hallan ante una encrucijada en la que parece difícil escoger el camino correcto: el miedo y la incertidumbre sobre qué puede pasar con su dinero durante los meses de estío disuaden a muchos, aunque otros tantos confían en que la recuperación de las últimas semanas se mantenga.

Un hecho es cierto: si se desea obtener altos rendimientos por el dinero, la renta variable es casi la única opción, ya que la rentabilidad de los productos financieros no hace sino decrecer. Eso sí, conviene contar con dosis de liquidez más que suficientes, ya que invertir en Bolsa siempre conlleva riesgos. Una vez tomada la decisión de compra, conviene elaborar una estrategia para conseguir beneficios, o al menos perder lo menos posible en caso de que la inversión no funcione. En este sentido, son cada vez más los analistas bursátiles que sostienen que a renta variable internacional experimentará un crecimiento durante el segundo semestre del año, coincidiendo con el comienzo del período estival. Sería, pues, un buen momento para empezar a tomar posiciones de forma gradual y pausada en los valores más atractivos.

¿Cómo hacerlo?

El éxito de la operación reside en minimizar los posibles efectos adversos que pueda tener la renta variable durante el verano y aprovecharse de las revalorizaciones que se puedan obtener en dicho periodo. Para ello, debe elaborarse un método que contenga ambos escenarios y seguir estas pautas:

  • Apostar por las bolsas internacionales cuyas economías se recuperarán antes que la nacional, tal y como apuntan los más avezados analistas del mercado, ya que la renta variable anticipa el cambio de tendencia. Una opción válida sería posicionarse en los mercados norteamericano o alemán (los que antes iniciarán, previsiblemente, un movimiento alcista), apostando por los valores con mejores fundamentos técnicos y empresariales: los que mejor hayan resistido la crisis y se encuentren en una posición favorable para afrontar los últimos seis meses de este ejercicio.
  • Dentro de la renta variable nacional, una solución sería seleccionar valores de corte defensivo o conservadores. Son cada vez más difíciles de encontrar, pero las empresas que reparten dividendos o algunos bancos que presenten unos buenos resultados empresariales en estos días (BBVA, o Santander) podrían ser la alternativa nacional.
  • Diversificar la inversión a través de una cartera de valores basada en empresas de primer nivel. Integrantes del “Ibex-35” o “blue-chips” podrían ser las opciones elegidas.
  • Partir de una inversión mínima, nunca superior al 20% del capital disponible, y posicionarse de forma gradual. En los periodos estivales -y más en este año- no es aconsejable depositar grandes cantidades de dinero a no ser que se cuente con el asesoramiento de algún profesional que canalice adecuadamente la inversión.
  • No dejarse influir por noticias u opiniones que puedan inducir al pequeño inversor a tomar posiciones (comprar) en determinados valores, bien por intereses profesionales o por lecturas poco objetivas.
  • Destinar a la inversión dinero que no se necesite, y no ahorros de los que se prevea tener que echar mano en los próximos meses.

AHORROS PROTEGIDOS

Los usuarios bursátiles pueden proteger sus ahorros en verano mediante una serie de herramientas y hábitos:

  • Protegerse durante el tiempo que se esté de vacaciones con una orden stop-loss ante posibles turbulencias bursátiles. De esta forma se limitarían las posibles perdidas que puede acarrear la inversión realizada.
  • Se puede dejar activada una orden de venta para cuando las acciones coticen a un determinado precio que el inversor considere que puede ser el punto de salida.
  • Conviene dejar también activado el servicio de móvil para cualquier novedad que pueda acontecer con la inversión: aplicación de ventas, órdenes condicionadas para evitar perdidas, etc. Es un servicio que cajas y bancos ofrecen gratuitamente a sus inversores; sólo hay que solicitarlo a través de la banca on line.
  • Seguir las cotizaciones de la inversión desde cualquier destino a través de los medios de comunicación, los portales de Internet y teletexto.

Fuente: consumer.es

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