La Comisión Europea analiza la migración de compuestos como plomo y cadmio en alimentos a través de objetos de cerámica.

Los utensilios y objetos de cerámica que entran en contacto con los alimentos pueden ceder tóxicos como plomo y cadmio. Por eso, en la Unión Europea solo se permite la utilización de artículos que respeten unos límites máximos de migración. Entre ellos, los objetos destinados a uso alimentario cuentan con unos niveles de migración de plomo y cadmio máximos admisibles. Ahora, la Comisión Europea está considerando si es necesaria una legislación futura que incluya el concepto de “uso ocasional” para algunos de estas piezas y el establecimiento de límites legales. El siguiente texto explica cuál es la nueva iniciativa de la Comisión Europea sobre el uso de cerámica y posibles modificaciones en los límites de ciertas sustancias y cuáles son los materiales permitidos para entrar en contacto con alimentos.

Una de las prioridades de la política europea es asegurarse que no solo los alimentos de los que dispone el consumidor sean seguros, sino que todo lo que entra en contacto con la comida también lo sea: la producción, el envasado, el transporte y el almacenamiento también tienen que ser seguros. Los materiales destinados a entrar en contacto con los alimentos (plástico, papel, cartón, metales, cerámica, silicona o materiales inteligentes) ocupan un lugar importante. Y es que, en algunos casos, ciertos productos químicos que puedan contener pueden migrar a los alimentos.

Pero la Unión Europea cuenta con estrictas normas en este ámbito para asegurar de que no hay riesgos para la salud humana. En este sentido, acaba de poner en marcha una nueva iniciativa para conocer los hábitos de los consumidores europeos en cuanto al uso de objetos de cerámica para alimentos, y determinar si es necesario, en un futuro, establecer nuevos límites de migración para el plomo y el cadmio, considerados los dos tóxicos más comunes en este tipo de material.

Cerámica, uso ocasional y límites

Según la Unión Europea, algunos materiales de cerámica podrían transferir tóxicos como plomo y cadmio a los alimentos con los que entran en contacto. Por tanto, los artículos de cerámica deben ir acompañados de una declaración escrita del fabricante o proveedor que garantice que se cumplen los límites máximos para la transferencia de estos metales.

De acuerdo con la Directiva 84/500/CE, los límites para estos dos tóxicos en objetos con un borde superior 25 mm deben ser de 0,8 mg/dm2 y 0,07 mg/dm2. Para los demás, el límite oscila entre 0,4 mg/l a 0,3 mg/l. Para los utensilios de cocción, envases y recipientes de almacenamiento que tengan una capacidad superior a 3 litros, los límites irían de 1,5 mg/l a 0,1 mg/l.

Ahora, la Comisión Europea se plantea revisar esta directiva y los límites que propone, así como un estudio sobre la migración real de estos metales en este tipo de materiales. Para ello, cuenta con el Laboratorio Europeo de Referencia (JRC), que ya ha trabajado en la identificación de los alimentos más expuestos a este tipo de migración, en determinar las condiciones de prueba que imitan la forma de uso de la cerámica y envases de vidrio en relación al tiempo de contacto y la temperatura y en el desarrollo de nuevos métodos analíticos para detectar todos estos metales.

Los estudios para determinar la migración de metales a los alimentos se realizan, en la mayoría de los casos, a partir del empleo de los materiales en las condiciones más desfavorables dentro de un uso diario. Sin embargo, no se contempla, según la Comisión Europea, la utilización considerada “ocasional”, que es el que atribuyen a los artículos de cerámica como tradicionales y artesanales, es decir, que se emplean solo de vez en cuando. Los expertos se cuestionan si para estos objetos las condiciones sobre los límites legales deben ser las mismas. Para ello, ha puesto en marcha una encuesta en la que intentará reflejar los distintos hábitos de utilización de los artículos de vidrio y cerámica en la UE. En función del resultado, se elaborará la definición del término “uso ocasional”.

Materiales en contacto con alimentos

En la Unión Europea, una de las prioridades en materia de seguridad alimentaria es garantizar que los materiales que entran en contacto con los alimentos no supongan un riesgo para la salud de los consumidores. La normativa europea (Reglamento 596/2009) distingue 17 tipos de materiales: plásticos, celulosa regenerada, caucho, papel y cartón, cerámica, vidrio, metales y aleaciones, madera, textiles, ceras de parafina y de microcristalinas, materiales activos, adhesivos, corcho, resinas de intercambio iónico, tintas de impresión, silicona, barnices y revestimientos.

Además, también se establece una lista de sustancias autorizadas para la fabricación de los materiales, que se completa con información sobre las condiciones y restricciones de uso. La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) se encarga de evaluar la seguridad de las nuevas sustancias antes de que se incluyan en la lista. Todo buen material no solo debe evitar que el alimento se deteriore, sino que tiene que impedir que se produzcan migraciones de cualquiera de las sustancias que forman parte de él al alimento.

La investigación también juega un papel muy importante en el desarrollo de envases y materiales lo más “neutros” posibles para alimentos, que sean respetuosos con estos. Desde el desarrollo de envases activos e inteligentes a la aplicación nanotecnológica, las innovaciones en este campo no cesan.

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